Las instalaciones deportivas comenzarán un largo recorrido de
casi ochenta años hasta nuestros días, arraigando entre los vecinos
como un auténtico distintivo y referente del Logroño que por entonces
progresaba en no pocos aspectos.
Los éxitos deportivos
del Club y la afición logroñesa provocaron pronto la necesidad
de acondicionar las instalaciones deportivas. Así, fuentes documentales
municipales atestiguan un nuevo escrito del presidente del Club
en 1927 solicitando el permiso de edificación de una tribuna para
espectadores. Dicha tribuna principal fue proyectada por Quintín
Bello y supondrá el primer paso hacia la configuración de estas
instalaciones como un digno campo para la práctica y el disfrute
del balonpié.
En 1928, la directiva
del Club solicita ayuda al Ayuntamiento. El escrito presentado
reza: “El campo Club Deportivo Logroño es en su aspecto actual
uno de los mejores de España. Mas para jugar en la máxima categoría
nos exigen convertir el campo de juego árido en uno de yerba,
presentándosenos como primer problema el agua”, solicitando consecuentemente
que “el Ayuntamiento, que tiene el agua al pie de nuestra calle
en la carretera de Madrid, puede hacer un beneficio grande, llevándola
al Club-Deportivo para con ello convertir nuestro campo arcilloso
en fértil pradera y hacer un bello parque que pueda ser orgullo
de Logroño, del que disfrutarán todos o casi todos los buenos
logroñeses”. Dicho y hecho, Las Gaunas contaría desde entonces
con agua para su césped –dicen– muy cuidado a lo largo de los
años.
Posteriormente, en
1929, con don Bernardo Ardanaz como presidente del Club, la solicitud
al Ayuntamiento es más compleja y vuelve a tener de fondo consecuencias
urbanísticas: “Con el objeto de facilitar la circulación al Campo
de Deportes de Las Gaunas, se propone la prolongación de la calle
abierta por Don Enrique Herreros de Tejada, en sus terrenos sitos
en el Paseo de Gonzalo de Berceo y que actualmente llega hasta
la Avenida de Pérez Galdós, prolongación que terminaría en la
Avenida del Club Deportivo; con lo que no se varía el Plano del
Ensanche de la población, puesto que la calle ya está indicada
(…)”.
Y en 1935 el ‘Logroño’
acabó desapareciendo y con posterioridad la Guerra Civil paralizó
la actividad futbolística. Sin embargo, una vez concluida, surgió
el Club Deportivo Logroñés, continuando –hasta la fecha– vinculado
a Las Gaunas. Precisamente, una vez encarada la segunda mitad
del pasado siglo, el campo de Las Gaunas viviría sus mejores tardes.
Del anecdotario forman
parte hechos como la solicitud efectuada al Ayuntamiento por parte
del Club Deportivo Logroñés, bajo la presidencia de don Alberto
Pastor, en 1949, para el establecimiento de una línea de autobuses
“para la llevada del público de Logroño al campo de Las Gaunas
los días en los que se celebren encuentros de fútbol en el mismo,
al precio de una peseta”; solicitud también concedida por la Corporación,
si bien de forma provisional. También con fecha de 1949 el Ayuntamiento
resuelve la construcción de una pasarela de madera de unos dos
metros de ancho, con barandillas, para que los peatones no tengan
que acceder a la trinchera del ferrocarril. Medida adoptada tras
solicitud del Club para “urgir” los pertinentes arreglos ante
las dificultades para acceder al campo de fútbol.
El nuevo aspecto
de Las Gaunas
1971 supone una fecha
importante ya que es en agosto de este año cuando se procede a
la ampliación de los graderíos que hasta hoy hemos conocido como
‘General’, con capacidad para 5.000 espectadores. Posteriormente,
en 1987, con el ascenso a la División de Honor del Club Deportivo
Logroñés, el Ayuntamiento promueve la renovación y ampliación
de los vestuarios, así como la construcción del resto de las tribunas
del campo, para su “lógica adecuación a la categoría”.
A partir de este momento
puede considerarse la época dorada del viejo campo, con una capacidad
para aproximadamente 14.000 espectadores, aunque sólo 6.300 sentados.
Desde estos graderíos los logroñeses han visto pasar a las grandes
estrellas internacionales: Romario, Maradona, Ronaldo, Laudrup,
Raúl; o ídolos locales como Albis, Setién, Sarabia, Polster, Salenko,
Ruggieri, Alzamendi, Rubén Sosa o Miguel Ángel Lotina. En definitiva,
grandes jugadores; grandes actores en el teatro deportivo que
ha sido Las Gaunas durante todo este tiempo, para deleite de vecinos
y visitantes.
Esta semana, 78 años
después del gol del joven Castroviejo, el viejo municipal apagará
sus luces y ofrecerá el relevo al nuevo estadio que se alza imponente
al otro lado de la circunvalación, deseándole suerte, éxitos deportivos
o, en cualquier caso, tantos buenos momentos como su solera acredita
haber hecho pasar a los vecinos logroñeses. En breve, el viejo
campo desaparecerá y en su lugar nacerá un parque y, como en sus
tiempos, la prolongación de una calle, hasta el nuevo campo; desde
donde se recordará el último gol marcado en la portería Norte,
obra del logroñesista David Martín, con la victoria local como
despedida y merecido homenaje.
...Y
bienvenido, nuevo Estadio
Y hablando de Historia,
no podemos dejar de referirnos a la inauguración del nuevo Estadio
Municipal de Las Gaunas, el próximo jueves, día 28 a las 20,30
horas. Un momento que merecerá la pena vivir en los graderíos
de un moderno recinto deportivo, adecuado a las necesidades actuales
del fútbol de máximo nivel y dotado de los adelantos técnicos
propios de las grandes instalaciones deportivas. Es, sin ninguna
duda, un envidiable estadio, del que todos los logroñeses nos
sentiremos orgullosos.
Pero qué mejor para
comprobarlo que asistir a esta inauguración, al primer encuentro
que se disputará sobre el césped y que contará con el Club Deportivo
Logroñés y con el Deportivo Alavés como contendientes. El club
vasco colabora con el Ayuntamiento y la entidad blanquirroja,
en un acto que será organizado por el Consistorio y la Fundación
Logroñés.
Las entradas, a 10
E para adultos, y a 4 para niños, podrán adquirirse en las oficinas
del club y en los bares 5 Pesos, Stadium, México y Génesis. El
mismo día del partido, desde dos horas antes del comiento, en
las taquillas del campo.
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